El Pecado Original
Nuestra tradición Judeocristiana nos habla de un “pecado original” en el que los hombres (y mujeres), en realidad un hombre y una mujer, fueron expulsados del Paraíso. Hay muchas interpretaciones diferentes sobre este mito fundacional de la humanidad. ¿Realmente hubo una caída y un pecado original que todavía nos condiciona? ¿Tiene ello algo que ver con nuestra tara de fabricación, el egoísmo y la visión egocéntrica de la existencia?
En el capítulo anterior planteé la hipótesis de que el problema de la humanidad y las múltiples crisis que estamos creando y soportando, se debe, fundamentalmente, a una tara de fabricación en el proceso evolutivo. Esta tara es la visión egocéntrica (egoísta) que hemos desarrollado los seres humanos y que nos aleja de nuestra naturaleza profunda y nos hace percibir el mundo como algo ajeno que podemos poner a nuestro servicio y dominar.
Para entender esta parte del discurso es preciso aclarar unas pocas definiciones:
• Conciencia
• Auto-conciencia
• Lenguaje
• Mente
• EGO (Personaje)
Estos cinco términos son objeto de una gran confusión y vale la pena detenerse un poco en cada uno de ellos.
¿Cómo definimos conciencia? El lector puede hacer una búsqueda en internet y le aparecerán diferentes definiciones del término. Yo voy a utilizar la definición que se deriva de las tradiciones espirituales y de mi propia experiencia. La consciencia es la “capacidad de darse cuenta” que tienen los seres vivos. Todo ser vivo (con las plantas hay alguna discusión al respecto) tiene la capacidad de procesar información sobre el entorno y sobre sí mismo. La vista, el oído, el tacto, el olfato y los sentidos internos son canales por los que se reciben estímulos muy concretos que permiten al ser vivo, al ser sintiente, “darse cuenta” de una situación, son conscientes de la situación, perciben el entorno como una experiencia directa a través de los sentidos. Así, los seres vivos, y los humanos entre ellos, somos seres conscientes que percibimos y “nos damos cuenta” de nuestro entorno y de nuestras sensaciones internas (la propiocepción o el dolor).
Adicionalmente, los seres humanos somos Auto-conscientes. Nos damos cuenta que nos damos cuenta. La capacidad de ser auto-conscientes nos la da el lenguaje. El estudio del lenguaje en la evolución humana es muy complejo y un campo, todavía, muy poco elaborado. Las palabras se las lleva el viento y no dejan rastro. Por ello, hasta que no se inventó la escritura y disponemos de registros físicos del lenguaje, todo lo anterior tiene mucho de conjetura y poco de demostración fehaciente. La aparición de un primitivo lenguaje oral se sitúa hace unos 50.000 años y del lenguaje escrito hace 7.000 años. Apenas décimas de segundo en tiempo evolutivo. Los humanos somos todavía unos aprendices de esta compleja herramienta a la que llamamos lenguaje y la utilizamos mal.
Lo que nos interesa aquí es el efecto que tiene la adquisición del lenguaje sobre la consciencia y la auto-consciencia. Cualquier animal, por ejemplo un perro, cuando le damos su comida, la experimenta de forma directa, la ve, la huele, la saborea, pero no puede decir “estoy comiendo algo que me gusta, que huele muy bien y es muy sabroso”. Un ser humano, cuando está comiendo, además de experimentar los sabores, olores, etc., puede decir “yo estoy comiendo esta paella tan sabrosa, con mis amigos”.
Los seres humanos, a través del lenguaje, vivimos la realidad dos veces, una de forma directa y otra de forma verbal, a través de un órgano que denominamos la mente. Decir en voz alta (o voz interior, para el caso es lo mismo) “yo estoy comiendo”, nos hace auto-conscientes del hecho de que “alguien está haciendo algo” y ese alguien soy YO.
Y aquí aparece el tema fundamental del ser humano. Cuando decimos “yo estoy comiendo” ¿quién es ese YO? El lenguaje, y la auto-consciencia, nos abre una puerta que los demás seres vivos no tienen: La identidad, ¿quién soy yo? ¿quién es ese que está comiendo? Esta dimensión es el problema fundamental de la filosofía y de su evolución científica en la Psicología. Y es también la pregunta central de toda practica espiritual y el tema central de esta serie de capítulos. Volveremos sobre este tema muchas veces a lo largo de etas páginas.
La mente tiene dos áreas o funciones principales:
- La Mente LUZ. La inteligencia es el principio rector del Universo y la mente es el instrumento (el órgano) que tenemos los seres humanos para comprender el funcionamiento del universo. La mente LUZ es la madre del conocimiento científico, la literatura y la poseía.
- La Mente operativa, la que aprende, la que nos permite ser funcionales en el medio. Es la mente que ayudó a nuestros antecesores a cazar de forma eficiente, a desarrollar la agricultura y a pintar las cuevas de Altamira y que nos permite a nosotros construir puentes, curar el COVID o componer una sinfonía.
Finalmente tenemos el EGO. Un concepto muy utilizado y muy mal comprendido.
Con la adquisición del lenguaje los humanos desarrollamos un artefacto al que llamamos el EGO.
El EGO, el personaje, configura el "guión" de nuestra vida, la estructura estable del comportamiento de una persona, de lo que le gusta o disgusta, de la motivación, las ambiciones y sus objetivos en la vida.Se preguntará el lector ¿qué tiene que ver todo esto con el pecado original? La respuesta es sencilla: La aparición del EGO en la historia de la evolución ES el pecado original. El Ego es la expulsión del paraíso, de la unión con la Vida, con el Universo, con Dios.
El EGO no ha estado siempre aquí, durante muchos años de evolución, los humanos primitivos, vivían integrados en la naturaleza, en “el paraíso”, como demuestran los hallazgos antropológicos de muchos pueblos primitivos descubiertos en las campañas coloniales desde los siglos XV a XIX en América, África y Oceanía. Pueblos que fueron tachados de cobardes y aniquilados porque no entendían las ansias de conquista ni la avaricia y la violencia de los conquistadores.
La aparición del EGO, como estructura de la mente del hombre moderno, se sitúa hace unos 6.000 años, justo antes de la Revolución Agrícola y del Primer Gran Imperio de la Humanidad, Egipto. Con la Revolución Agrícola se inicia la conquista (y la destrucción) del planeta. Cuando una especie, el Homo sapiens sapiens, decide que tiene derecho a apropiarse de la tierra y a expulsar de ella al resto de seres vivos. Cuando dicha especie se cree con derecho a dominar y doblegar la naturaleza a su antojo.
El EGO es la ruptura con la naturaleza. Es una “idea” equivocada que separa al individuo del mundo, de la naturaleza, de la VIDA, de DIOS. Los seres humanos no nacemos con esta estructura ya construida. Con la aparición del EGO en nuestras vidas, entre los 3 y los 5 años de edad, el mundo, y las demás personas, se convierten en algo externo, y nos convertimos en seres enajenados de nuestra auténtica naturaleza. Y es en ese punto cuando se inician los comportamientos egocéntricos y egoístas que nos están llevando al puro y mero desastre como especie.
Sucede que desde hace 6.000 años todos los seres humanos compartimos la misma estructura mental, el EGO, y nos parece totalmente natural e inevitable y construimos nuestra vida a partir de ese error. Desde la visión egoísta. Hasta el punto que tenemos un umbral en el que este egoísmo es tolerable y asumido como inevitable y únicamente a las personas, o los actos, que superan ese umbral las llamamos peyorativamente “egoístas”. Pero es un simple tema de nivel, de grado. Todos nos comportamos, en esencia, de forma egoísta, porque vivimos desde el EGO.
La vuelta al paraíso era (y es) la función y el objetivo de las religiones, de la Filosofía Perenne. La palabra religión procede del latín re-ligare, volver al origen, volver a la fuente, re-unir al individuo con DIOS (Brahman o Tao según cada uno prefiera) y volver al paraíso perdido. Pero a través de los siglos las propias religiones se han adaptado al EGO y han ido perdiendo su función original. Solo algunas ramas del misticismo cristiano, judío o islámico, del budismo y del hinduismo han permanecido fieles a su función. Además, hoy disponemos de modernas técnicas de sicología que nos van a ayudar en esta tarea de volver al origen. Paso fundamental para resolver las crisis y los retos que la humanidad tiene planteados.
Por primera vez en la historia de la Humanidad disponemos, en la punta de los dedos, literal, a través de un teclado, de toda la sabiduría acumulada a través de los siglos, ¿Sabremos utilizarla para salvar a la especie? El planeta no me preocupa por que sabe cuidar de sí mismo.
Siguiente capitulo: Conócete a ti mismo.




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